📷 Fotoensayo33: maneras de hacer mundos

Respuesta visual a la pregunta ¿Cómo sientes que es el sistema educativo?

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El proyecto “Maneras de hacer mundos” #hacermundos se desarrolla dentro de estos procesos de investigación, reflexión y práctica educativa que deben estar integrados en la experiencia desarrollada en las aulas, que tienen como base la fotografía en el trabajo de investigación artístico–educativa. El objetivo de esta ABER es generar pensamiento visual, construyendo un discurso fotográfico, desde la práctica y la acción artística, estética y performativa.

El proyecto escoge su nombre basándose en la idea principal que subyace en los textos del filósofo Nelson Goodman (1995) sobre la construcción de nuevos mundos como forma de aprendizaje y de construcción de conocimiento. Se parte de una experiencia artística performativa que tiene en el concepto de extrañamiento una forma de encontrar nuevos posicionamientos personales respecto al aula, a la docencia y al papel del docente y del propio alumnado y sus prácticas como agentes de transformación. Entendemos que el proceso educativo es esencialmente un proceso de creación de nuevos mundos, con el recurso de la imaginación creativa como forma de generar pensamiento activo y construir conocimiento, porque “los mundos no solo se hacen por medio de lo que se dice literalmente, sino también por medio de lo que se dice metafóricamente” (Goodman, 1990, p. 38). “Maneras de hacer mundos” es un ABER que trata de construir modelos y experiencias indagadoras para subvertir el aula con la fotografía como método científico (Ramon, 2019a, 2019b; Mesías-Lema, 2017), a partir de estrategias de extrañamiento, que desafíen la propia predisposición del alumno a ver el aula de una forma determinada y, consecuentemente, a conceptualizar la educación de una manera muy reduccionista.

Esto permite generar un cambio en el pensamiento del futuro docente y un replanteamiento personal de lo que es el proceso educativo a nivel metodológico. Con ello se genera una reflexión en la que se demuestra que la fotografía tiene un enorme poder de transformación como herramienta de aprendizaje en el proceso indagador, desde una posición estética. Así mismo, se conecta con un modo de desarrollo científico basado en el self-study, una forma de investigar que parte de la autorreflexión como formación docente. Posibilita una comprensión más profunda acerca de la relación entre enseñanza y aprendizaje (Loughran & Rusell, 2002). En la investigación basada en el self-study es fundamental la colaboración y el trabajo conjunto con otros docentes, como parte del proceso de investigación (Silva-Peña et al, 2017). En esta ABER, los estudiantes construyen una propuesta fotográfica, a partir de las acciones e interacciones de su propio cuerpo como elemento referencial participante y activo, en una acción performativa pensada para ser documentada visualmente.

En este proceso, deben activar su pensamiento imaginativo y creativo para formular una fotografía que deben construir y visualizar previamente. Eso los lleva a ejercer una mirada completamente nueva y diferente, hacia un entorno que perciben como espacio formalizado de educación y que ahora deben ver con otros ojos, a partir de ese proceso de extrañamiento. Han de interpretar, a partir de su propia presencia, la de su cuerpo, y de la presencia y el cuerpo de los demás y de los objetos que, por azar o de forma meditada, han decidido utilizar en su composición visual. El extrañamiento funciona así como objetivo transformador de aprendizaje. Una de las consecuencias más importantes de este tipo de prácticas investigadoras es constatar la necesaria implicación del profesorado en las prácticas docentes. Implicándose como artista-docente-investigador, el profesor logra que se genere un proceso de interacción, compromiso compartido y cooperación profesor–alumno. El compromiso de los docentes con todo el proceso, como parte activa y con la fotografía, cambia por completo el clima y los condicionantes del entorno, construyendo en la experiencia generada un proceso de aprendizaje y de diálogo entre profesores y alumnos sobre las prácticas que están llevando a cabo de forma conjunta. El diálogo se extiende, en esa misma experiencia, a los docentes implicados en un trabajo que es necesariamente colectivo.

Todo ello dentro del marco de reflexión pedagógica que implica la comprensión, para todos los agentes implicados, de que existen formas de trabajo docente, de aprendizaje a partir de la construcción de mundos creativos (Goodman, 1990, 1995) y coparticipados, más allá de las zonas de confort educativas que la institucionalización tiende a crear. Estos modelos de investigación rompen, a partir del proceso de extrañamiento generado, con la concepción estática y bidireccional del aprendizaje y alientan hacia el uso y la reinterpretación educativa de materiales, entornos, objetos y espacios cotidianos. Ello permite a los futuros docentes observarse en relación con estos conceptos y a su futura práctica como profesionales, bajo una perspectiva diferente, estimulando a abrir campos de acción pedagógica que tengan la fotografía como instrumento de creación simbólica y creación de nuevos conocimientos no convencionales y, por ello, mucho más enriquecedores y significativos.

Fragmento de texto extraído de: Mesías-Lema, J. M., & Ramon, R. (2021). La fotografía en la investigación educativa basada en las artes. IJABER. International Journal of Arts-Based Educational Research, 1(1), 7-22. https://doi.org/10.17979/ijaber.2021.1.1.7618

© Ricard Ramon. Todo el contenido bajo licencia: CC BY-NC 4.0

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